Importancia del descanso en el entrenamiento
Mantener una alimentación equilibrada, realizar ejercicio regularmente y asegurar un buen descanso son claves para gozar de una vida saludable. Sin embargo, los expertos advierten que el entrenamiento diario a alta intensidad no es recomendable, ya que el cuerpo también necesita momentos de descanso para recuperarse.
Este período de rejuvenecimiento es crucial para disminuir el riesgo de enfermedades asociadas al colapso del sistema inmunológico, que puede surgir tras un entrenamiento excesivo. A esta pausa se le denomina descanso activo, lo que significa que no se trata de la completa inactividad, sino de realizar actividades menos exigentes que ayuden a relajar tanto el cuerpo como la mente.
Tipos de actividades para el descanso activo
- Caminar o dar paseos suaves.
- Estiramientos ligeros.
- Andar en bicicleta.
- Ejercicios moderados en casa con bandas de resistencia.
- Jugar con mascotas.
La fisioterapeuta española Inés Jiménez enfatiza que el descanso no es simplemente detenerse, ya que un reposo total puede ser poco efectivo a menos que sea estrictamente necesario por razones de salud mental o física. Aumentar la actividad durante los días de descanso activo ayuda a mantener el cuerpo en movimiento sin sobrecargarlo.
Beneficios del descanso activo
Realizar ejercicio ligero durante los días de descanso no solo promueve un nivel de esfuerzo mínimo, sino que también tiene múltiples beneficios:
- Mejora el flujo sanguíneo.
- Reduce el lactato en el torrente sanguíneo.
- Estimula la liberación de hormonas anabólicas.
- Facilita la regeneración de tejidos tras el ejercicio intenso.
- Refuerza el sistema inmunológico, ayudando a combatir enfermedades comunes.
Jiménez también señala que la clave está en evitar un descanso total, ya que podría dificultar el retorno a la rutina de entrenamiento y aumentar el riesgo de molestias físicas, como los dolares de espalda. Un día en la cama podría generar más complicaciones que beneficios.
Descanso activo vs. descanso pasivo
Para quienes practican actividades aeróbicas (correr, bailar, nadar), se aconsejan dos días de descanso: uno activo y otro pasivo. El descanso pasivo implica la completa ausencia de actividad física para favorecer la recuperación total. Para entrenamientos de fuerza, es vital dejar descansar los músculos durante al menos dos días. Así, aunque un músculo tenga su día libre, otros pueden seguir entrenándose.
En la práctica de yoga o pilates, que son ejercicios más suaves para el cuerpo pero que requieren concentración y control postural, se puede optar por descansar activamente sin necesidad de un descanso pasivo, dado que estos métodos facilitan la desconexión mental.
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