Esto no quiere decir que el Fondo resigne su postura a favor de una mayor disciplina fiscal, según señalan noticias provenientes de Washington. Desde esta perspectiva, las autoridades argentinas señalan que presentarán “números consistentes”. Se trata de una tarea nada fácil tomando en consideración las dificultades que enfrenta la economía y las demandas de un año electoral.
Con todo, la aprobación del desempeño de la economía argentina en el primer trimestre del año (a pesar de los desvíos) posibilitará -según prevén en el Ministerio de Economía – un nuevo desembolso que se aplicará simultáneamente al próximo vencimiento con el organismo (unos USD 3.000 millones).
Con la aprobación del nuevo programa, el desembolso programado y la posibilidad de fondos extra, en el Palacio de Hacienda confían en enviar señales positivas a los mercados.
Al respecto agregan la ampliación en USD 5.000 millones de dólares en el swap otorgado por China, recursos que – señalan – se puede utilizar para intervenir en la plaza cambiaria y también para la recompra de deuda, aumentando el poder de fuego del Banco Central.
A los efectos de reformular el programa con el FMI, se prevé que el próximo jueves 15 de junio viajen altos funcionarios del Ministerio de Economía a Washington, misión a la que se sumaría Massa el domingo siguiente.
Como elemento a favor, en Economía señalan que “la administración de Joe Biden está empujando fuerte” dentro del Fondo para facilitar el acuerdo (Estados Unidos es el principal aportante del organismo). Cabe recordar que la semana pasada, Juan González, el principal asesor del del gobierno de Biden para América Latina, declaró que Estados Unidos respalda a la Argentina, aunque aclaró que cualquier desembolso estará sujeto a lo que el Gobierno acuerde con el staff del FMI.
El dilema de los técnicos del FMI es cómo logar una fórmula que evite un descontrol macroeconómico en el país, lo que implicaría adelantar fondos, pero sin poner en juego sus carreras. Es que si los adelantos del Fondo no se utilizan para cumplir con los vencimientos con la entidad, más tarde o más temprano se entraría en default.
Otro de los problemas que enfrenta el staff es que seguir financiando a la Argentina a pesar de los incumplimientos, supone un costo en términos de la credibilidad del Fondo que, de esta forma, se ve expuesto a que los otros países que tienen programas semejantes reclamen un trato más benigno siguiendo el ejemplo argentino, como señalan analistas en los Estados Unidos.
Frente a estos estrechos márgenes, es que se supone que una de las pocas posibilidades podría ser que, amparados en la extraordinaria sequía que afectó a la Argentina, el FMI pueda disponer el giro de fondos frescos. Pero no tienen dudas de que la restricción externa seguirá siendo severa, que los controles a las importaciones continuarán y, posiblemente, se acentúen y la caída en la actividad es inevitable.
Fuente: ámbito
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